1 BOTELLA DE 1 LITRO SKU: 332025

Beneficios:

• Remineralización celular profunda
  Contiene más de 90 minerales y oligoelementos en forma iónica, que se absorben fácilmente y nutren directamente tus células, ayudando a recuperar funciones vitales del organismo.

• Alcalinización del medio interno
  Gracias a su alto contenido de minerales alcalinos (como magnesio, calcio, potasio), ayuda a equilibrar el pH del cuerpo, contrarrestando los efectos de la acidez metabólica provocada por estrés, alimentos procesados y enfermedades crónicas.

• Regulación del sistema nervioso
  Minerales como el magnesio y el litio natural presentes en el agua de mar ayudan a calmar el sistema nervioso, mejorando el sueño, reduciendo ansiedad, irritabilidad y fatiga mental.

• Oxigenación y energía celular
  El agua de mar estimula la respiración celular y mejora la oxigenación de los tejidos, lo que se traduce en más vitalidad, mejor circulación y claridad mental.

• Refuerzo del sistema inmune
  Su composición similar al plasma humano favorece una mejor comunicación entre células inmunes, fortaleciendo las defensas naturales del organismo sin generar toxicidad.

• Estimulación digestiva y hepática
  Activa enzimas digestivas, mejora la función del hígado, páncreas y vesícula, regula la acidez estomacal y ayuda en casos de gastritis, colon irritable y digestión lenta.

• Acción antiinflamatoria natural
  Al recuperar el equilibrio mineral y el pH, reduce la inflamación sistémica, ayudando en procesos crónicos como artritis, dolor muscular, fatiga o enfermedades autoinmunes.

• Hidratación profunda
  El agua de mar isotónica (diluida) hidrata a nivel intracelular mejor que el agua común, porque lleva consigo minerales que regulan el equilibrio hídrico dentro y fuera de las células.

• Desintoxicación suave y continua
  Estimula los procesos de eliminación de toxinas por vías naturales: riñones, hígado, piel e intestinos. Ayuda a depurar sin forzar el organismo.

• Compatibilidad total con el cuerpo humano
  Su estructura y composición son casi idénticas al plasma sanguíneo, por lo que el cuerpo la reconoce como propia. Por eso se le llama también “plasma marino”.